Reconocer que te gusta el vino, de buenas a primeras, puede parecer un poco “raro”, pero si lo analizamos de una manera relajada, la bebida proveniente de la uva siempre ha tenido un notable arraigo en nuestra cultura y el hecho de que te guste el vino, no es sinónimo de que tengas un problema… No obstante, si no llevas una higiene dental adecuada, el problema lo pueden tener tus dientes.
El vino puede ocasionar que nuestros dientes se vuelvan de color marron, azul e incluso morados ¿Sabes por que?
El vino puede cambiar el color de los dientes
Este fenómeno sucede porque el vino, como otras muchas otras sustancias, contiene ácidos, taninos y tintes naturales. Todos ellos, pueden ocasionar que nuestros dientes queden profundamente grabados y manchados. De hecho, existen dos factores que son determinantes a la hora de que esto suceda.
- La naturaleza del vino tinto
- Las particularidades del esmalte dental
La naturaleza del vino tinto
El color del vino es producido por las antocianinas. Se trata de un pigmento natural que se encuentra en las uvas y son las responsables de que el vino tenga ese color púrpura que lo caracteriza. Además, en su composición también podemos encontrar taninos.. Son unas sustancias que provienen de la piel, semillas y tallos de la uva. Son los responsables de esa astringencia tan deliciosa, pero que desgraciadamente ayudan a que los pigmentos se adhieran a los dientes alterando su color.
Por si todo esto no fuese ya poco, aún existe un último elemento, el ácido. Un buen “tintorro” tiene mucho ácido en su interior y precisamente, esa sustancia graba el esmalte, convirtiéndose en más poroso, por lo que es más sencillo que las manchas se adhieran a él mismo. Curiosamente el vino blanco es mucho más ácido que el tinto, pero como es incoloro, no mancha los dientes.
Las particularidades del esmalte dental
Aparte de todo lo que hemos explicado sobre el vino, debemos tener en cuenta que cada boca es diferente de la anterior. La placa bacteriana que se acumula sobre los dientes puede provocar que aparezcan más manchas, por lo tanto, lo ideal sería cepillarse antes de tomar vino… ¡Si, si, antes!
Mucho ojo, que tener los dientes manchados por el vino no significa que tengamos problemas de higiene… ¡Solo de que nos gusta mucho el vino! Hay que considerar también que por genética, existen personas que son más propensas a acumular placa, o con esmaltes más fuertes (o débiles) que otros.
El tema de tinción de los dientes es apasionante, por ese motivo, para el mes que viene estamos preparando un nuevo artículo para nuestro blog, en el que os explicaremos el proceso y cómo ponerle solución en caso de que ya haya ocurrido.
Por último… ¡Viva el vino!